Rosas funden lo sacro y lo profano
símbolos de la fe y de la esperanza,
manto que es protector y es alabanza
para el fervor del pueblo mexicano.
Cerro del Tepeyac, donde su mano
encontrara en Juan Diego la templanza,
para ser portador de la ordenanza
del mensaje de luz Guadalupano.
Hoy veneramos a la protectora
de nuestro pueblo, la Guadalupana
que del cielo bajó al clarear la aurora.
Virgen de Guadalupe, soberana
de esta nación azteca que la adora
porque ella decidió ser mexicana.
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