Por: Fernando Martínez.
Necesito un pretexto para escucharte hablar, estas horas sin tu voz son luces
apagadas. La ventana que da al cielo, en mi cuarto, sigue abierta en espera de tu
mano. Sé que llegas hoy con tus maletas cargadas, y yo extrañaré la nostalgia
que sentía sin tu cuerpo. Ya mi agenda volverá a su habitual rutina, ya no más
viajes nocturnos ni romances improvisados. Le faltabas a mi tiempo.
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