Las primeras estatuillas encontradas en las cuevas anti diluvianas o simplemente prehistóricas, son de mujer, sus rasgos antropomorfos (o mejor escrito misomorfos) son inequívocos..! están exagerados los rasgos externos de la sexualidad femenina, senos y vientre abultados, nalgas exhuberantes y una vulva extremadamente notoria; son la confirmación –nos dicen los paleoantropólogos- de que la primera concepción de la divinidad de los ancestros del hombre actual, era mujer.
En efecto, los estudios de etnografía actual, nos indican que la mujer prehistórica no estuvo sometida al varón, sino todo lo contrario, las pequeñas comunidades de nuestro pasado ignoto, dependieron de la mujer en su triple función: procreadora, organizadora y productora.
Toda la evolución de homínidos superiores, hasta el inicio de la era agrícola, con su desarrollo de estructuras y adelantos técnicos que posibilitaron los procesos civilizatorios, fueron obra…, de las mujeres.
¿Y Dios…? Hace unos treinta mil años no existía..! el concepto de la divinidad supra terrena, toma forma cuando los humanos desarrollaron el pensamiento lógico-verbal; las pruebas arqueológicas –las más antiguas- nos muestran que el primer “Dios” generador/controlador, fue concebido y reconocido como mujer por más de veinte mil años y que no hubo más divinidad que la Gran Diosa, creadora, generadora, dadora de vida de los humanos y de la naturaleza pródiga que tuvo a su alcance la especie humana para desarrollarse.
Con los Celtas, Surya es la Diosa primera; con los Griegos, es Gea su primera divinidad; con los Incas, la Diosa Pachamama; con nuestros primeros Nayares, Veshalica es la Diosa generadora de vida y mantenedora de la naturaleza, quien les regaló el maíz a los primeros coras y huicholes; en Hawai, la Diosa es Laka, la madre de las plantas; la Diosa Tangaroa es la primera divinidad de los maoríes de Nueva Zelanda, la Diosa del Mar, madre de toda la Polinesia.
Y así, por el estilo, a cualquier región del mundo, estudiando sus primeras culturas nos encontramos con la singular y contundente realidad, Dios nació Mujer; y aún tendremos que explorar mucho de la concepción de esta divinidad para entender su dominio por más de veinte mil años a lo largo de la historia de la humanidad.
El Dios varón, antropomorfo, controlador, manipulador y egoísta, nace entre el milenio IV y III antes de la era cristiana, producto de la invención de la agricultura excedentaria que le impuso un activo papel de intercambio a los hombres, condiciones socio económicas que a sangre impusieron el dominio del varón sobre las mujeres y sobre el primer Dios que había nacido mujer.
Las actuales religiones, son una absurda antinomia..! “dios padre, todo poderoso, creador de todo lo visible e invisible..” ni que fuera un andrógino, el varón no puede ser creador de vida, estos dioses no me gustan, no van con mi naturaleza, adoro la figura de que “Dios” nació Mujer..!
DIA DE LAS MADRES
Cuando andaba de iconoclasta, provocaba a mis escuchas, “el diez de mayo es el día del Edipo”, y aún me parece una fecha media cursi, porque a fuerza de la publicidad comercial, hasta el más torvo de los asesinos se dulcifica en aras de la Madre, y se impone el regalo, el almíbar de todas y cada una de las acciones, la típica figura de la “madrecita santa” es elevada con incienso al paroxismo del dramatismo del mexicano.
Este es, el laberinto del mexicano, que deslía sus afectos en momentos pre establecidos, por el convencionalismo social de marcado tinte mercantilista; pero en fin, así funciona la sociedad, merced a la manipulación de los poderes fácticos como lo es el duopolio televisivo que se han convertido en los poderosos medios de educación extra escolar, al grado tal que determinan pensamientos, actitudes, formas y giros idiomáticos de un enorme conglomerado de la sociedad mexicana, sobre todo de estratos medios bajos y el enorme lumpenaje.
Una sociedad como la nuestra funciona con la permanencia de la contradicción, el machismo que está siempre presente en la conformación de la familia, frente a la lucha loable de las nuevas generaciones de mujeres que quieren escapar a su destino de procreadoras dependientes del varón, ellas, con justeza han adquirido de manera legítima sus espacios en todas las actividades de la cultura y de la economía; el día consagrado a la Madre, no deja de ser un paradigma que llega a tintes de dramatismo.
El que esto escribe, de continuo hace profesión de fe y amor a mis mujeres, mi madre, mi esposa, mis hermanas, mis hijas, mis amigas, son un conglomerado singular, cada una con su propio carácter y entereza; la naturaleza de la hembra humana, las hizo fuertes, fueron ellas, con el misterio de su sexo quienes determinaron la evolución de nuestra especie, bajo esta tesitura, soy un interlocutor válido del “eterno femenino”, esa extraña y atrayente condición en donde la feminidad se sublima a territorios oníricos incomprensibles para el torpe varón.
Y hoy, para no desentonar en el día consagrado a la Madre, permítanme concluír esta iconoclasta columneja con un bello poema amerindio, del texcocano “coyote errante” Netzahualcóyotl, dedicado a su progenitora:
“Madre..! cuando yo muera, en tu fogón sepúltame, y cuando vayas a echar tortillas, ahí por mí llora…, y si la gente te pregunta: mujer ¿por qué lloras..? diles que la leña es verde y humea…” ( en Náuhatl es exquisito escucharlo..)
Con el establecimiento de las sociedades complejas, fueron degradados sin compasión el papel de la función social de la mujer y de la Diosa; evitemos la progresiva degradación moral, y social de la mujeres; ningún dios padre que se haya erigido, ha tenido ni tendrá jamás la capacidad de integración y de vocación mítica de la Diosa que nació mujer, aún hoy en sociedades eminentemente patriarcales, lo femenino perdura, agazapado bajo diversas formas secundarias divinizadas, como la virgen católica, cuyos símbolos son los mismos que identificaron a la primera gran Diosa paleolítica y neolítica; tenemos que decirlo, Dios.., nació Mujer..!
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