El cantante y compositor también se mostró crítico sobre el proceso de acercamiento a EE.UU., y habló de su duro paso por los “campos estalinistas” de la UMAP en la década del 60.
El cantante y compositor Pablo Milanés, un representante de la nueva trova cubana que siempre apoyó la revolución aunque con ciertos cuestionamientos a las autoridades, se mostró crítico sobre el proceso de reformas iniciado por Raúl Castro, así como también con el proceso de normalización de las relaciones con Estados Unidos.
En una entrevista que concedió al diario El País de España, dentro de su gira por ese país para presentar su último álbum, sostuvo que los cambios anunciados por el gobierno cubano no llegaron al pueblo y que son sólo “un maquillaje”. “Siempre he dicho que esas aparentes aperturas han sido un simple maquillaje. Hay que ir al fondo, al pueblo de a pie para ver que nada ha cambiado”, afirmó.
Con respecto a las negociaciones con Estados Unidos, consideró que no hay verdadera disposición de ninguna de las dos partes para ceder y avanzar en un acuerdo. “Para los cubanos del interior y del exterior, sin duda, es conveniente por la unificación definitiva de muchas familias”, aclara. Para luego agregar: “Ahora, tras 18 meses de conversaciones secretas, donde se supone que llegaron a acuerdos, las declaraciones de los gobiernos de ambos países me dejan desconcertado. Cuba no cederá un ápice en su posición y EE.UU. penetrará en todos los ámbitos que pueda para el supuesto desarrollo de la nación cubana. Siguen enrocados. ¿A qué acuerdos llegaron los dos si ahora se contradicen? Esa es mi duda: que ninguno ceda y que otra vez el pueblo cubano siga en su agonía sin salida, como está hace 50 años”.
En otro tramo de la entrevista hace referencia por primera vez a su paso por los “campos estalinistas” de la Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), en la década del 60. “La prensa cubana no se atreve y la extranjera desconoce la nefasta trascendencia que tuvo aquella medida represora de corte puramente estalinista”, señala.
Milanés contó que allí estuvo “entre 1965 y finales de 1967”. “Más de 40.000 personas en campos de concentración aislados en la provincia de Camagüey, con trabajos forzados desde las cinco de la madrugada hasta el anochecer sin ninguna justificación ni explicaciones, y mucho menos el perdón que estoy esperando que pida el Gobierno cubano”, dice.
“Yo tenía 23 años, me fugué de mi campamento y fui a La Habana a denunciar la injusticia que estaban cometiendo. El resultado fue que me enviaron preso durante dos meses a la fortaleza de La Cabaña, y luego estuve en un campamento de castigo peor que las UMAP, donde permanecí hasta que se disolvieron por lo escandaloso que resultó ante la opinión internacional. De allí, después de leerme Un día en la vida de Ivan Denisovich, de Aleksander Solzhenitsyn, que me envió un amigo, me di cuenta de que las ideas de un revolucionario no se desvían por los errores que cometen los dirigentes. De allí salí más revolucionario. La UMAP no fue un hecho aislado. Antes de 1966, Cuba se alineó definitivamente a la política soviética, incluyendo procedimientos estalinistas que perjudicaron a intelectuales, artistas, músicos. Según la historia, en 1970 comenzó lo que se llamó el quinquenio gris, y yo digo que realmente comenzó en 1965 y fueron varios quinquenios”.
Pese a todo ello, el cantante de la nueva trova cubana sostiene que sigue creyendo en la revolución. “El origen está en lo que significó Cuba en el año 59 para el mundo. Yo tenía entonces 15 años, y cuando profundicé en la realidad social de América Latina me convertí en un revolucionario. Esas ideas no solo cuajaron en mí, sino en todos los países latinoamericanos. Los ideales que profesábamos eran los más puros que se podían tener en aquella época.
Otra cosa hubiera sido traicionar mi pensamiento, así que, aunque se cometieran errores, vi que había que defender la idea original… y todavía la defiendo. Yo asumo el pasado, y tengo claro lo que pienso. Apoyo la revolución ciudadana de Correa en Ecuador y la de Evo Morales. Y para mí el ejemplo más grande de revolucionario en América es José Mujica, encarcelado durante 14 años y después un hombre sin rencor, capaz de crear un Estado libre, soberano, no dependiente y próspero”, finalizó.
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