Líneas.
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Por fin amanecieron los espacios de la radio, la televisión y los periódicos, sin tanta basura electoral, y en especial los vecinos de todas las ciudades y poblaciones rurales de México, que vieron como por arte de magia se acabaron los barullos campañeros, con los aparatos de sonido a todo volumen, algunos acompañados de tambores y el montón de muchachos portando un uniforme y cachucha de color perteneciente al partido que los contrató por una corta feria, o con la vana ilusión de que si llega al triunfo su candidato, será favorecido con un puesto en el gobierno o se le concederá un favor especial para que salga de la crisis. Ahí se vio la falsedad de los mesías de petate y se pudo constatar la entrega propia de la juventud que bailaba y cantaba sudando a chorros y resistiendo los duros y peligrosos embates solares y las tarascadas que les daba el hambre y la sed, a duras penas controlada, y además exponiéndose a ser atropellados por los vehículos que transitan por las calles. Todo por un mendrugo de pan y una promesa imposible de hacer realidad, como la que viene dejando a tantas madres en calidad de solteras.
Pero, gracias a Dios se acabó la otra guerra, la de los medios (porque la entablada por Calderón contra los narcos, sigue su invariable curso mientras continúe en el poder, aunque en nuestro Estado hasta la fecha ha sido increíblemente controlada), y el gran movimiento masivo (y gastos suntuosos) en impresos en blanco y negro y a todo color, ha cesado,y el reparto de bisutería, pulseras, colgajes, vasijas, y calendarios con las fotos de los pretensos, una lana o una despensa por el voto, o una sarta de promesas que la verdad ¡ya chóle! con tanta mentira, embrollo, chisme y chanchullo, que se repite en cada periodo de elecciones, y ¡el colmo, pagada por la propia gente, como si fueran diamantes!…
Lo único satisfactorio de todo este menjurje, fue el despertar de la chavalada estudiantil (y alguno que otro más madurito revitalizado con el movimiento #YoSoy132), que sin miedo alguno a la represión y al revanchismo, se opuso al abierto apoyo de Televisa (especialmente) y de los medios vendidos al billete que les soltaron los tramposos que no conocen el patriotismo y viven del pueblo utilizando las mismas argucias; así como también el sacudir de la modorra a la ciudadanía sometida, y hacerla pensar que sí se puede vivir en una sociedad sin granujas.
Ahora vienen los resultados, que deben de ser pronóstico reservado, porque las elecciones -si se hacen derechas- se van a inclinar a un solo lado, pero si las hacen chuecas, ganará el que le metió más dinero y tienen a la gente que maneja “la legalidad” de los votos. Y no le van a dar excusas a la gente, nada más se van a montar en su macho y van a proclamar su triunfo “inobjetable”… Más bien bravero… Solamente que los supuestos derrotados no están mancos, y ya veremos cuáles serán los resultados de una lucha frontal contra la explotación y la injusticia. Ya vieron lo que pasó antier en Chiapas, esos son avisos previos, que deben ser tomados en serio por los que barruntan que tienen controlada a la sociedad pensante. No queremos que la sangre llegue al río, pero si esperamos que no provoquen a los mexicanos, que tiene fama de aguantadores, pero ahora los saqueadores han llegado al límite de la sinvergüenza.
Los escritores y comentaristas más avezados de nuestro país, (los que no son “maiceados”), exigen que: ¡Ya basta! de chapuzas e inequidad, y que se dejen de viajes y salidas al extranjero cuando no pueden ni siquiera controlar nuestro mercado interno y gastan lo que no es de ellos en esas ausencias de turismo y de placer. Y pensar que la candidata pretende dejar a Felipe de Jesús de Procurador… ¡Qué desfachatez!
La demostración que hizo López Obrador en el Zócalo de la ciudad de México, es una prueba contundente del esperado triunfo, así es que…
Control… Señores…
Control… que como dicen que dijo don Julio César, antes de cruzar el Rubicón: “¡La suerte está echada!”.
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