Por: Luis Ignacio Palacios.
Son muchas las lecturas, el triunfo inobjetable del PRI y su candidato Presidencial, Enrique Peña Nieto, ha sido leído como una paradoja, desde el mismo término, es la vuelta del conservadurismo revolucionario; sobre todo porque el concepto “Revolución” se estratificó en decenios del ejercicio del poder; la incógnita es, si el partido que regía el antiguo régimen autoritario, llega con sus jóvenes dinosaurios con las mismas viejas prácticas.
Aunque ahora, debemos retomar el discurso de su candidato que hacía énfasis en la condicionante de que hoy, México es una democracia y como tal exige prácticas democráticas de sus gobernantes; Peña Nieto se enfrentará a las intentonas de una restauración del poder tradicional de la vieja derecha revolucionaria; son ellos, los nuevos tecnócratas, que nos dicen que tienen orientaciones democráticas y una disposición para decirnos que son, los artífices de los tiempos nuevos de esta república, que se recompone de la mejor manera, con el lenguaje de los votos.
Las nuevas generaciones, poco saben de la ideología de la revolución mexicana; poco o nada les dice el discurso de las viejas guardias del tricolor, frente al hibridismo panista y el pragmatismo de sus gobiernos, las ideologías son cosa menos que asuntos incómodos para los jóvenes, que votaron por una opción inteligentemente construída, la funcionalidad de los conceptos, sin profundizar en ideas políticas, nadie tiene dudas metódicas, las elecciones de ayer nos traen de nuevo al Pri, pero ¿a cuál de ellos..?
Este México no es el México de los setentas, ni de los noventas, de ahí el porqué la conducción política del Pri en el Siglo XXI, tiene que optar por otras connotaciones, ¿cómo van a celebrar su victoria electoral..? echando las campanas a vuelo..? los jóvenes que votaron por Peña Nieto, no sufrieron persecuciones políticas, que llegaron a represiones autoritarias; ni devaluaciones de la moneda, ni pérdida de su patrimonio con las megadevaluaciones.
¿La presidencia de Enrique Peña Nieto podría restaurar al viejo Pri..? es de dudarse, si bien será apuntalada por veinte gobernadores priístas, resulta difícil aceptar que se implante de nueva cuenta ipso facto la presidencia imperial, porque hoy se tiene una sociedad mas amplia, plural y sin miedos para expresarse en todo tipo de escenarios; se tienen medios más o menos independientes del Estado e instituciones que no están en sus manos, la política monetaria ya no depende de las decisiones unipersonales del presidente de la república.
Si gana el Senado y es mayoría primera en la Cámara de diputados federal, junto a sus aliados, el duopolio televisivo y las organizaciones gremiales supervivientes del viejo corporativismo, entonces, podría convertir este escenario en una poderosa maquinaria política, que impulse a la restauración del priísmo, de aquel nacionalismo revolucionario del siglo pasado, pero con las singularidades de una transición democrática empantanada por la ineficacia panista. Lo mejor que hizo el Pan en su derrota, es aceptarla de inmediato y conjurar al mesías amoroso para que no salga con sus dislates y conflictos post electorales.
DICTUM PEÑA NIETO
Tarde, pero el discurso de Enrique Peña Nieto, tuvo todas las connotaciones que la mayoría de los mexicanos esperábamos, nada de triunfalismo de ultranza, una actitud republicana, mesurada y sin echar las campanas a vuelo, decir que “al Pri el pueblo de México le ha dado una segunda oportunidad…” que “no habrá pacto ni tregua con el crimen organizado” y que la victoria es de todos los mexicanos, no de un solo hombre o un solo partido, anuncia un gobernante atípico del Pri, respetuoso de la legalidad y con vocación democrática.
¡Enhorabuena..! que de las palabras pasen a los hechos, y que conforme a su vocación incluyente, que sirva de ejemplo, de guía y de coordinación de los gobiernos estatales…
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