Nací entre la milpa
Por: Fernando Martínez.
Yo nací entre la mazorca tierna del campo, entre el milperío sobre la tierra caliente de los días resecos. Yo nací entre los zurcos que mi padre, junto a mi abuelo, abría con sus manos callosas, amorosas, antes del temporal. Yo nací con aguamiel en los labios, paladeando mezcal. Nací con los pies coartados, herencia de mi gente campesina; nací con su cansancio, con el sudor que los caracteriza, con ese olor a hombre de campo que camina derecho, aunque no esté parejo el llano.
Nací con el hambre de mis hermanos, con la esperanza enmarañada entre las trenzas de mi madre. Nací en este laberinto de tortillas hechas a mano, en fogones lentos de troncos de árbol. Nací oliendo el virginal aroma del chile en molcajete, del requesón fresco en tortillas con frijoles recién cocidos, del pajarete matutino.
Nací contra los pronósticos para bien de mi pueblo, yo no soy hijo del santo pero igual te doy la mano. Nací con carácter firme y constante, no me doblo ante las condiciones ni circunstancias de la vida; ando agusto con huarache bajo el sol o con chubasco. Nací para hacer feliz a la mujer, porque sé cómo y porque puedo, con más corazón que palabras, sin ser un santo.
Nací con el sentimiento noble de mi madre, y con la bravía del toro; se me podrán salir los ojos de coraje, pero con un beso… lloro. Procuro siempre la amistad ante todo, mas como rima el son, no soy monedita de oro. Para el hombre mi mano y al amigo el corazón, y para la mujer hermosa, cariño, ternura y pasión.
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