Biografía: Alí Chumacero

Antes que el viento fuera mar volcado,

que la noche se unciera su vestido de luto
y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo
la albura de sus cuerpos.

Antes que luz, que sombra y que montaña
miraran levantarse las almas de sus cúspides;
primero que algo fuera flotando bajo el aire;
tiempo antes que el principio.

Cuando aún no nacía la esperanza
ni vagaban los ángeles en su firme blancura;
cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;
antes, antes, muy antes.

Cuando aún no había flores en las sendas
porque las sendas no eran ni las flores estaban;
cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,
ya éramos tú y yo.

Poema de amorosa raíz

Alí Chumacero

 

Nacido en la ciudad de Acaponeta, Nayarit, el 9 de julio de 1918, fue un poeta estricto, consciente y lúcido, Alí Chumacero labró con minucia y disciplinado sentimiento, poemas como “Páramo de sueños” (1944), “Imágenes desterradas” (1948) y “Palabras en reposo” (1956), con el que se le recordará por siempre.

Con buen sentido del humor, sencillo y amplio de criterio, Chumacero Lora fue un poeta humilde. Se dice que a él se le debe que la novela “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo, haya tenido el éxito que tiene, pues mejoró drásticamente la obra.

Autor de una poesía breve pero de construcción deslumbrante, el vate nayarita logró imprimir en su lírica, una expresión relacionada con el impulso juvenil, ya que ese estado de alteración afectiva, es lo que lo lleva a convertir los más intensos deseos en versos.

Pues el amor, la desilusión, el júbilo y la ira, son los principales componentes que caracterizan su trabajo. Ingredientes que se viven día con día, y que forman parte de la historia personal de cada persona; seguramente, la poesía de Chumacero identificará y trasladará a quien la lea o escuche, en algún momento de su vida.

Alí Chumacero aseguraba haber hecho su programa de vida desde muy niño, en el que se propuso no respetar las normas y no cuidarse de nada, además de que decía que era mejor ser un hombre primitivo, en vez de un hombre culto.

Alí consideraba que en el paso por la tierra inevitablemente había dificultades en el camino y en ocasiones hasta arrepentimientos, pero por su gran sentido del humor y su forma positiva de ver la vida, dijo nunca sentirse arrepentido de nada.

Radicado en la Ciudad de México desde 1937, el poeta, redactor, editor y ensayista leyó de todo, e incluso ciencia abstracta como la filosofía, sicología y parasicología, ésta última relacionada con las reapariciones y la muerte, que a pesar de que la consideraba como ‘una bacilada’, le divertía mucho.

Admirador del grupo de “Los contemporáneos”, el nayarita convivió con lo mejor de la literatura mexicana, Carlos Pellicer, Bernardo Ortiz de Montellano, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Gilberto Owen.

Amplio conocedor de la literatura mexicana, el vate se interesó también por la obra de los miembros de la generación del 27, como Luis Cernuda, Federico García Lorca o Paul Valery, y por la de escritores de nueva generación, de muchos de ellos fue su formador.
Perteneció, además, al grupo de escritores que fundó la revista “Tierra Nueva”, la cual dirigió de 1940 a 1942, y fungió como redactor de las revistas “El Hijo Pródigo” y “México en la cultura”, suplemento del ya desaparecido periódico Novedades.

Fue becario de El Colegio de México en 1952 y del Centro Mexicano de Escritores entre 1952 y 1953. Desde 1964 fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y honorario del Seminario de Cultura Mexicana en 2008.

Figura clave en la historia del Fondo de Cultura Económica, durante más de 50 años, colaboró con esa casa editorial como escritor, editor, redactor y corrector de cientos de obras, entre ellas “Pedro Páramo”, que se dice mejoró drásticamente.

Por su trayectoria recibió una vasta cantidad de reconocimientos, como el Premio “Xavier Villaurrutia” (1984), el Internacional “Alfonso Reyes” (1986), el Nacional de Linguística y Literatura (1987), el Estatal de Literatura “Amado Nervo” (1993) y la Medalla “Belisario Domínguez”, que le otorgó el Senado de la República en 1996.

Asimismo, fue objeto de diversos homenajes como el nacional que le rindió el Gobierno de México en 1996, mientras que el año siguiente, el FCE, su casa editorial publicó el libro “Entre voces.

Al cumplir los 90 años de edad, nuevamente el Gobierno de México le rindió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, así como la emisión de billetes de lotería con su imagen, en la serie Grandes poetas mexicanos.

En 2009, el director Modesto López presentó el documental “Palabras en reposo”, que contiene una serie de entrevistas con Chumacero, así como testimonios de amigos y familiares.

Alí Chumacero, el poeta de la brevedad y del sentido amoroso, falleció hoy viernes 22 de octubre del 2010, en la Ciudad de México a los 92 años de edad.