En el silencio de la noche oscura
sale de la espesura
incauta la luciérnaga modesta,
y su templado brillo
luce en la oscuridad el gusanillo.
Un sapo vil, a quien la luz enoja,
tiro traidor le asesta,
y de su boca inmunda
la saliva mortífera le arroja.
La luciérnaga dijo moribunda:
¿Qué te hice yo para que así atentaras
a mi vida inocente?
Y el monstruo respondió: Bicho imprudente,
siempre las distinciones valen caras:
no te escupiera yo, si no brillaras. 1
Sobre la verde alfombra,
un insecto de luz tranquilo estaba
y discreto, oculto entre la sombra
sin saberlo, brillaba.
Un sapo víl, negruzco y enlodado
salió de su agujero
y su baba escupió
de envidia hinchado
sobre el insecto, fúlgido lucero.
¡Dios mío! ¿Qué te he hecho?
¿Por qué razón tu cólera se inflama?
¿Por qué con sucia baba me mancillas?
Y el sapo contestó airado
¡PORQUE BRILLAS! 2
Fábula de Juan Eugenio Hartzenbusch
1 Versos de J. E. Hartzenbusch
2 Desconocemos el autor de los versos.
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