Autor: Salvador Mancillas Rentería

  • La UAN ¿reducida a MINI universidad?

    La UAN ¿reducida a MINI universidad?

    Con el objetivo de apuntalar un esfuerzo de solución de los problemas financieros de la Universidad Autónoma de Nayarit, el recién estrenado gobernador, doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, propone desincorporar las escuelas preparatorias y anexarlas al colegio de bachilleres.
    Así, la federación absorbería la nómina junto con toda la infraestructura y el personal, sin que esto afecte el monto total del presupuesto asignado actualmente por la federación. Por lo menos esta es una promesa del mandatario. Por desgracia, esta decisión también depende de la SEP y del presidente de la República, López Obrador.

    La idea del doctor Navarro, según entendí, es que las participaciones ꟷantes asignadas a las preparatoriasꟷ se utilicen para resolver los problemas de fondo, estructurales, de las finanzas universitarias: adeudos con el SAT, IMSS, INFONAVIT, nómina y demás. Por lo pronto, no habría más problemas de pago los fines de año y, a largo plazo, se restablecería la viabilidad financiera en todos los aspectos.

    Grosso modo, parece una medida económica muy inteligente; pero en la práctica plantea cierta incertidumbre política, que espero el nuevo gobernador las disipe: con una población estudiantil reducida a la mitad, ¿qué garantizará que la federación respete la integridad del presupuesto a favor de la universidad?, ¿sólo la palabra del presidente y de la actual secretaria de la SEP?, ¿qué pasará con las futuras administraciones? ¿Se necesitaría algún tipo de blindaje para que futuros mandatarios no recorten el presupuesto universitario, con el pretexto de la baja población estudiantil?
    En el plano laboral ya detecté cierta angustia de parte de colegas docentes de las preparatorias. El sólo anuncio de la propuesta anima ya debates acerca de la conveniencia de pertenecer a otro sindicato y someterse a nuevas reglas de corte laboral. Algunos consideran que, por lo menos, ya no sufrirían de falta de pagos de nómina; pero otros se preguntan si se garantizarán los derechos actuales e, inclusive, si hay alguna propuesta para mejorarlos.

    En otro nivel, la medida implica también cambios normativos radicales y profundos: requerirá un cambio total en la ley orgánica, sobre todo en lo que se refiere a estructuras de gobierno, en virtud de que los consejeros asignados a las preparatorias tendrán que desaparecer. Las reglas del juego del poder, sobre todo en vísperas de una sucesión rectoral, adquirirían una nueva forma, que puede volverse objeto de ríspidas negociaciones.
    En la práctica, esto sería un golpe fuerte para la FEUAN y para los sindicatos de profesores y trabajadores universitarios, cuyo capital político depende hasta ahora, en cierta medida, de las preparatorias. SPAUAN Y SETUAN tendrían, obviamente, menos delegaciones o representaciones foráneas y recibirían, por tanto, menos contribuciones (en fondos) por parte de sus afiliados. La UAN sería una Mini universidad (aunque con buen presupuesto, lo que despertará más ánimos de control en diversos grupos). Tendría 15 unidades académicas menos, las de nivel preparatoria, y se quedaría sólo con alrededor de 21 unidades de nivel superior. El indicador de cobertura se desplomaría automáticamente, lo que impactará en las evaluaciones y certificaciones.

    En lo personal no estoy de acuerdo en una desincorporación de las preparatorias. Es una medida buena, pero arriesgada en términos políticos, académicos y laborales. ¿Por qué no, simplemente, federalizar la nómina? Hay muchas universidades federalizadas que, no obstante, tienen garantizada su autonomía, su normativa, sus estructuras de gobierno, etc. No está peleada una cosa con la otra. La UNAM, la UAM, la universidad de Chapingo y muchas otras instituciones son entidades federalizadas que conservan, sin embargo, su propia autonomía y sus organizaciones laborales. A nadie se le ha ocurrido incorporarlas a un organismo vertical o convertirlas en “mini instituciones de educación superior”. Pero este es mi modesto y personal punto de vista. Habrá que esperar análisis de universitarios con más luces que las que dispone este autor; y por supuesto, es de esperar que el doctor Navarro, quien es además un profesionista muy preparado e inteligente, tenga las respuestas pertinentes a estas inquietudes.

  • Siempre UAN, más allá de la maledicencia

    Siempre UAN, más allá de la maledicencia

    Digan lo que quieran contra la universidad. Es el momento. Lancen otra vez esas acusaciones que se repiten como fórmulas envenenadas: claven los dardos maledicentes en la víctima universitaria que más les guste.

    Aquí estoy yo con el pecho abierto.

    Siéntanse más sabios que sus viejos profesores, esos jubilados que pronto no tendrán pan para llevar a casa; siéntanse valientes, eríjanse en jueces desde su llameante púlpito; atasquen las redes sociales de frases hechas y consignas, e ignoren lo que la universidad les ha dado a lo largo de su vida; olviden que pudieron obtener un título casi sin costo y que su enseñanza mayor es que no debe haber crítica, sin autocrítica previa.

    Dejemos que los hijos devoren a la madre nutricia y que no encuentren paz quienes soñaron al amparo de esta noble institución; que la flagele el gobernador, que la desaparezca el presidente, que la ensucien los diputados en nombre del verbo retorcido de los enemigos del Alma Mater; hablen, vociferen, conviértanse en verdugos, pasen a la historia como ejecutores de la universidad.

    Yo me quedo con esto que sé: que muchos de esos que la enlodan hoy, se beneficiaron de ella ayer; y que en los cincuenta años de historia universitaria han ocurrido más cosas buenas que malas. Pero las malas son escandalosas y las buenas son invisibles, intangibles.

    Me quedo, por tanto, con las cosas buenas. Esas que están en silencio, calladas, forjando un destino, una buena acción y un buen desempeño en algún rincón de nuestra sociedad.


    Fotografía tomada de la PF de la Universidad Autónoma de Nayarit


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