Por: César Delgado Martínez.
En el Teatro Degollado de Guadalajara. Extraordinaria función “Elisa en Jalisco”. Lo que se esperaba: la brillantez de los bailarines de la Ópera de Berlín y del Ballet Marinsky. Lo que no se espera: la lastimosa presencia de la Compañía de Danza Clásica y Contemporánea de Jalisco (que merece todo un análisis detallado). Y algunas de las ineficiencias de la Secretaría de Cultura, como la falta de programas de mano y el poco público asistente.
La noche calurosa. Ya había terminado la protesta contra la imposición presidencial en la Plaza de la Liberación. El Teatro Degollado lucía triste. Esperaba ver tumultos. Sólo unas cuantas personas entraban y se distribuían en el loby. La sala lucía casi desierta. ¿Qué es esto? ¿Dónde está la formación de públicos de la Secretaría de Cultura? ¿Dónde están los estudiantes de ballet clásico de esta gran urbe? ¿Dónde se encuentran los que abarrotan las academias de danza? ¿Y los programas de mano? “No se repartieron, porque tienen un error” dijo la directora de Danza Karina Saldaña Quintero. ¿Hay alguien de prensa de la SC? Nadie que responda para cumplir con la solicitud de información hecha por el del habla.
Pero lo más importante. En el foro. La presencia avasalladora de bailarines destacados de la Ópera de Berlín, en donde Elisa Carrillo Cabrera y Mikhail Kaniskin, primeros bailarines, son el plato fuerte de la noche, juntos con otros intérpretes principales de esta agrupación balletística y del Ballet Marinsky.
Elisa Carrillo Cabrera, optó por interpretar tres duetos de corte neoclásico, dos con su pareja Kaniskin y otro con Nadja Saidakova. En estas piezas la bailarina -nacida en Texcoco, Estado de México y descendiente de un padre de Santa María del Oro, Nayarit- demostró la fuerza en su interpretación, profunda, exquisita y madura. Lo que demuestra la versatilidad de su trabajo artístico. No es lo mismo verla en un ballet del “repertorio tradicional” del ballet clásico que en estas pequeñas coreografías.
Su figura imponente, su belleza más allá de los cánones estéticos manejados por los medios televisivos, su rigurosa técnica asimilada por su cuerpo, la hacen única, al construir una unidad, con todo lo mencionado y su calidad interpretativa, su trabajo interno, en la construcción de los personajes que ejecuta. Sencillamente, una bailarina fuera de serie.
Algunos de los solitas en pax de deux de corte clásico y uno creado por George Balanchin, donde hubo un despliegue técnico, hicieron que el escaso público enloqueciera. Se desbordara en aplausos. No importaba que los bailarines no terminaran la ejecución de sus piezas, el respetable les lanzaba atronadoras palmadas. ¡Faltaba más! ¡La gente quiere seguir viendo circo en el ballet! Y Elisa Carrillo Cabrera no participó en esa línea balletística, por lo que algunas personas se desanimaron con ella, como el maestro que comentó: “¡No se pudo ver si la mujercita es tan buena como dicen!” Cuestión de enfoques. Cada quien ve lo que quiere.
Y el prietito en el arroz. La lastimosa participación de la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco, dirigida por Irma Morales, a quien admiro, respeto y reconozco su brillante carrera como bailarina de la Compañía Nacional de Danza del INBAL. Cinco bailarinas y un bailarín. Con una técnica incipiente. Invadidos por la inseguridad. Una ejecutante cayéndose. Otra con una sonrisa acartonada. Una ingeniería coreográfica endeble, con fallas visibles. Supongo que estos intérpretes son los mejores de la agrupación artística. ¿Y cómo estarán los otros? Un gran trabajo tiene Morales para poder hacer resurgir al Ave Fénix. Con en este nombramiento, ni duda cabe, se sacó la rifa del tigre.
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