Líneas.
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
-Oiga compadre, ¿Por qué no anuncias las ollas esas que estás fabricando en serie, para que pronto se te vendan?
-No, compadrito, ¿Cómo crees que voy a arriesgar mi trabajo y mi dinero?
-Pero así tendrías más clientela y podrías ganar mucho dinero… ¡Te conviene!
-Mire, compadre, lo bueno no ocupa andarse anunciando, fíjese por ejemplo en los chilaquiles o el guacamole ¿Cuándo los ha visto en manejos publicitarios? Y ya ve como se consumen…
-Porque no los han enlatado, compa. Han salido por ahí algunos pero la verdad están rete malos. Pero el asunto es que sus ollas ya tienen ocupados todos los rincones de la casa, ya invadieron el patio, están en el segundo piso y en la azotea, compadre, y se les están haciendo prietos los asientos…
-¿Prietos?… No me había fijado, pero es que tienen una mezcla de barro de Tonalá y ya ve que es muy fino y delicado…
-Y muy sentido, compadre… Pero ya tiene que buscarle mercado a sus ollas. Ya ve a mi ahijada, sus hermanas y mi comadre, no tienen ni donde sentarse… Hasta en la cama hay ollas… Ya ni la amuela, compadrito, bueno hasta en el excusado hay que hacerlas a un lado para no salpicarlas…
-Bueno, tienes razón… Pero no me vas a negar que como están las cosas, pues en lugar de bajar, suben de precio mis ollas y después las voy a vender más caras, compadre…
-Sí, pero… ¿Cuándo? Y mientras el dinero de la inversión está amortizado… Dejas de ganar y por lo tanto, pierdes.
-¡Tienes razón otra vez, compadre! ¿Y entonces tengo que dividir mi trabajo y mis ganancias con los publicistas?
-Clarín corneta, compadrito.
-Pues no te creas, pero ya me han venido a visitar a la casa los cómpas esos de los medios… ¿Y con qué crees que me salieron?
-¿Con qué?
-Pues me dijeron que debo ponerles letreritos pícaros, adornados con orlas, así como en forma artística… en inglés y en español para aprovechar la temporada de turismo y agarrar billete verde…
-Pues fíjate que es una magnífica idea…
-Sí, no lo niego…, solamente que para cristalizarla me dicen que necesito contratar un canijo pintor sicodélico, un traductor y un buscador de letreritos…
-¡Eso es lo de menos, compadre! Se compra usted un librito de dichos y refranes charros, los cuatro tomos de la “Picardía Mexicana” de A. Jiménez y dos diccionarios, uno en español y el otro en el gringo, y se fuma un carrujo de “cola de borrego” para inspirarse y usted las garrapatea.
-¡Hombre, tienes toda la razón, compadrazo del alma! ¿Y cómo le hago para pintar los 300 mil jarros que tengo regados por el taller y la casa?
-Pues ponga a practicar a la familia… Nomás que no le hagan caso a lo que digan los letreritos…
-¿Y luego quién los vende?
-¡Pues usted y la publicidad! ¿Luego no se ha fijado que todo lo que anuncian se vende, y la gente hasta se pelea por comprar, máxime si le dan fiado, compadre?. Ahorita todo mundo está más endrogado que el propio país… y nadie se acuerda de la deuda externa…
-Es cierto… ¿Y qué slogan le gustaría a usted para publicitar mi producción ollera?
-Fácil, compadre: “Compre usted ollas que son una joya. Lleve usted las ollas picantes de mi compadre Lozoya… Precios al alcance de su bolsillo y del poder de su firma”…
-¡Ándele, compa, ya le dio al clavo! Ahorita mismo voy con los de los medios para que empiecen con la publicidad…
-Pérese compadre… No se me acelere… Primero vaya usted invitando la otra botella para que no le salga de oquis su primer eslabón publicitario…
-Me pero, compadre… pero por lo que veo ya empezamos con la división de utilidades…
-¡Salud, compadre… Por el éxito de nuestra asociación!
-Is… ¡Ah que mi compadre tan gandalla!…
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