Ha sido dos mil veinte
un rosario de duelos,
porque amigos cercanos y queridos
han emprendido el viaje sin regreso;
hoy a David Alfaro
tocó emprender el vuelo
surcando los espacios siderales,
el ignoto sendero
que temprano o más tarde
todos emprenderemos.
Conocí a José Luis David Alfaro
hace ya largo tiempo,
llegó de estación Ruiz, adolescente,
y desde entonces,
ya tenía vocación de reportero,
Prensa Libre,
el Diario del Pacífico,
el Nayar y otros medios
cobijaron tus ansias juveniles,
sus planas testifican los empeños
del joven periodista,
luego, el muchacho inquieto
decidió trasladarse a la metrópoli
persiguiendo sus sueños.
Yo, lo seguía de cerca,
admiraba su esfuerzo
y la tenacidad que era divisa
que vencía contratiempos,
yo perseguía quimeras,
y él, de grandiosos planes arquitecto,
resultó inevitable
que compartiendo anhelos
viajábamos un tramo
por el mismo sendero.
Yo regresé a Santiago,
abandoné la selva de concreto,
David Alfaro
no desmayó un momento
y ni hambres, ni fatigas,
pudieron evitar que fuera médico.
David Alfaro regresó a Tepic,
y medicina y prensa
profesó al mismo tiempo,
pero en su mente inquieta
sequía persistiendo
la idea de convertir la prensa escrita
en moderno instrumento,
y nació Meridiano, como empresa
que coronó su esfuerzo.
¿Quién fue David Alfaro?
Difícil descifrarlo con acierto;
pido licencia para tratar acaso
de trazar un boceto
que pueda referir esos contrastes
coincidentes en su temperamento.
Su perfil, luz y sombra
dignos de un ser intrépido
que se enfrentó el destino
y a un porvenir adverso,
a guisa del Quijote
con molinos de viento,
combatió contra intrigas e infortunios
y envidias que a su paso se opusieron.
Altruista y generoso
y a la vez inflexible como el hierro,
tenaz,, contradictorio,
testarudo y rejego,
y si en escena, como personaje,
el melodrama era su elemento;
a veces desdeñoso,
y otras atento,
siempre fue proverbial su anfitrioismo,
pero como adversario
era un tizón ardiendo.
tuve en David Alfaro
el noble privilegio
de ser hermano, amigo, adversario,
discípulo y mentor
al mismo tiempo,
pero nunca, jamás, nuestros dislates
fueron mayores que ese mutuo aprecio
que los dos nos tuvimos
a pesar de continuos desencuentros,
porque tenía muy claro
que en su disfraz de lobo
era un manso cordero.
Me duele su partida, pero me reconforta
que al emprender el vuelo
en busca del arcano,
más temprano o más tarde
en ese ignoto sitio nos veremos.
A su gentil esposa, la Señora María
una dama de todo mi respeto,
y a sus amados hijos
dueños de mis afectos,
les deseo que el divino
creador del universo,
en su misericordia les de la fortaleza
y los conforte en su dolor intenso,
que a sus amigos envíe resignación
y que todos pidamos
por su descanso eterno.
- Para mi hermano el poeta Raúl Rolón Ávila. - febrero 3, 2023
- A quien corresponda - enero 5, 2021
- Año nuevo - enero 1, 2021
Deja un comentario