Hoy quiero dirigirme
a todos mis amigos.
A los que están presentes,
a los que ya se han ido,
al que me dio la mano en el fracaso,
al que me aconsejó, cuando perdido
me hallaba en la tormenta de la vida
sin hallar el camino,
mostrándole la luz de su experiencia
a mi maltrecho espíritu.
A quienes compartieron en el aula
un trozo de su tiempo
les vivo agradecido.
A los amigos que, por el trabajo
el tiempo compartimos,
y que en cada saludo cotidiano
estrechamos el vínculo,
por los que nos recuerdan, por los que recordamos
cargados de añoranzas
cada vez que su nombre repetimos.
Por los amigos que se encuentran lejos,
y que tiempo y distancia no han podido
ni un solo instante
mermar ese torrente de cariño
Nos tiene confinados la pandemia.
Y desgraciadamente
no puedo estar contigo
para darte un abrazo caluroso,
y decir cuanto extraño
las prolongadas charlas que tuvimos,
y que espero impaciente
volver a oír tu risa
con la que tantas veces endulzaste mi oído.
Pero al hablar de todos,
mi palabra también se la dirijo
a quien me dio la espalda
y olvidó que un amigo,
es un ángel que Dios envió a la tierra
para que tú pudieras conectarte
con lo que es infinito.
A ti que estás leyendo este largo discurso
quiero llamarte amigo.
Quizás no me conozcas
pero sigues pendiente del escrito,
es por eso te invito cordialmente
a que me llames como yo, tu amigo.
Dichoso tú sí tienes una madre,
un hermano, un tío,
un esposo, una esposa
un ahijado, un sobrino.
Dichoso el que logró sintetizar su vida
prodigándose en hijos.
Bendecido si tienes una abuela
que deslice en tu oído
la sublime oración del Padre Nuestro,
o te narre una historia donde el héroe
sea a ti parecido.
El amor es ideal sin duda alguna,
no existiría la especie si faltara ese rito,
pero el amor sin condición alguna
sea este o no recíproco,
solamente lo logra
el que tiene un amigo.
Un amigo es tu hermano
a veces más allá que el consanguíneo,
es un Ángel que Dios envió a la tierra,
para que tu pudieras conectarte
con lo que es infinito.
Un amigo es tesoro que el cielo te regala,
agradece a la vida por tenerlo contigo,
porque si lo extraviaras,
si alguna circunstancia destruyera ese vínculo,
no hay duda en ese caso
que estarías perdido.
Hoy quiero dirigirme
a todos mis amigos.
Los que están junto a mí,
los que están lejos
y los que ya se han ido.