Teatro del Pueblo Alí Chumacero: De Chespirito a la Orquesta de Cámara de Bellas Artes.
Cuando el desarrollo musical que debe promover el Gobierno del Estado de Nayarit se encuentra moribundo*, revive los ánimos la presencia de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura de la Ciudad de México), dirigida por José Luis Castillo, con un espléndido – no “bonito”- concierto en el Teatro del Pueblo Alí Chumacero (TPACH) para celebrar 25 años de vida de este recinto cultural.
De entrada se agradece a los organizadores de este relevante “banquete musical” a la misma OCBA y a la Dirección de Enlace con los Estados del INBAL (representado la noche del sábado por Teresa Trujillo), sí como al TTACH. La apertura se dio con un video, donde se habla de la vida del recinto cultural. Sobresale, la imagen de Chespirito, lo que da en qué pensar.
Chespirito, ampliamente aplaudido no tan sólo en México sino en América Latina, es producto de la televisión comercial. Se trata de la construcción de un personaje para ganar dinero. Por lo tanto su medio es ese. Mientras que un espacio dedicado a fomentar el arte como el TPACH debe ser el lugar “natural” para las agrupaciones como la OCBA.
Pero, vuelvo al concierto. La OCBA en gira por el Noroeste del país. Estuvo en Torreón y Durango, antes de ofrecer su concierto en Tepic. El programa se abrió con “Danzas rumanas” del compositor húngaro Béla Bartók. La influencia de la cultura tradicional se escuchó en todo su esplendor. Reminiscencias de las danzas ejecutadas en corro. Recuerdo Wolfgang Amadeus Mozartde mujeres y hombres con la alegría a flor de piel, nacidos de la tierra, en las aldeas de campesinos.
La primera parte se cerró, con el relevante “Concierto para clarinete en La Mayor, k. 622” compuesto por: Allegro, Adagio y Rondó, de Wolfgang Amadeus Mozart, con la participación de Manuel Hernández como solista. Pocas oportunidades tenemos en Nayarit de escuchar a una orquesta como la de Bellas Artes. Y rara vez podemos estar en contacto una composición musical para clarinete. Interpretada con maestría, donde resaltó la poética manera de “tocar” a un gran compositor. Algo que llegó directamente a las vísceras de los espectadores, para sumirlos en una experiencia estética gratificante.
Después del intermedio. En un teatro ocupado por el público en menos de un 50 por ciento, la segunda parte del concierto se inició con “Un epitafio para Béla Bartók” de Einojuhani Rautasvaara. Una pequeña obra luminosa y serena.
De grandes vuelos. La OCBA se lanzó a los aires para ofrecer lo mejor de su trabajo artístico. Inundó el recinto con su música, ejecutada con entrega y pasión. Al frente el director José Luis Castillo, llevó la batuta con aplomo, discreción, y sin aspavientos; logró darle su justa dimensión a lo interpretado. Una vez más demostró la grandeza de su espíritu.
Noche de aplausos. ¡De bravos! De público de pie. Con agradecimiento por el extraordinario concierto ofrecido. Ojalá la OCBA regrese pronto a Nayarit. Necesitamos estar en contacto permanente con las manifestaciones artísticas de todo tipo. Acabar con la ignorancia. Con la indiferencia, por apoyar todo esto, de los gobernantes “incultos”. Después de la intervención de la directora del TPACH. Llegó el encore. Una pieza lúdica. Seguramente una danza rumana, llena de vitalidad, alegría y júbilo.
La nota desafinada.
La presidenta del Patronato del TPACH en su intervención al final del concierto. Lució en todo su esplendor su ignorancia. En su deshilvanado discurso, al agradecer a la OCBA, lo hizo por su “puesta en escena bonita”. (sic). Laura Íñiguez no se dio cuenta que se trató de un concierto y no una función de teatro. Y que lo “bonito” nada tiene que ver con esto. Claro, como no sabe nada de nada, usa palabras sin ton ni son, para salir del paso. Debería entender, que cuando no se conoce algo, es mejor quedarse callado. O de plano, si anda en esos “trotes”; lo más inteligente sería que se preparara. ¿Será mucho pedirle eso?
La funcionaria cultural llegó a ese cago por su cercanía con el gobernador del Estado Roberto Sandoval. Quien no entiende ni quiere entender lo que es la cultura y el arte. Por eso se dan esos “desaguisados”, que nos hacen lucir a los nayaritas como ignorantes. Claro está, que hay varias personas que podrían hacerse cargo del TPACH, porque cuenta con el perfil adecuado y con una larga experiencia.
Pero, de lo que se trata, tristemente, es de darle trabajo a los incondicionales, a los amigos, a los compadres. Así, ¿cómo se desarrollará el Estado de Nayarit? Al menos en los terrenos social-educativo-cultural no quitaremos el dedo del renglón. Y si se nos cae el cielo; estamos preparados para hacerte frente a esto y a más.
Expreso esto, porque en la Secretaría de Cultura de Nayarit, a pesar de todo lo que se dice, argumentan que no hay dinero. Lo que ha traído como consecuencia, entre otras problemáticas, que no se les haya pagado desde hace nueves meses a los integrantes de la Orquesta de Cámara de Nayarit, del Coro del Estado y del Mariachi Tradicional. Este último, se fundó hace cerca de 50 años. Ningún gobierno estatal se había atrevido a desaparecerlo, como dicen que sucederá. Esto es tema para otra entrega…
Por lo pronto este plumífero (por aquello de que escribo con pluma je je) se va a Guanajuato a la edición 40 del Festival Internacional Cervantino (FIC). ¿Vamos?
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