por: César Delgado Martínez.
A los que ejercemos la crítica del arte, en el lugar del mundo que sea, jamás nos levantarán una estatua. Cada día que pasa me convenzo más que a algunos de estos “diabólicos seres” se (nos) les quiere eliminar, así sea desde atrás de un escritorio de un funcionario de quinta de alguna dependencia gubernamental.
Pero la historia es otra. El maestro Bernardo Macías tuvo el acierto de recordarnos el tercer aniversario del deceso de Susana Chaurand. Ni un funcionario de ninguna dependencia del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Nayarit (CECAN), tuvo el acierto de recordarnos este hecho.
Es preocupante que en las redes sociales, el CECAN haya omito hacer algún comentario sobre lo que nos ocupa. Esto quiere decir que una de las funciones de la institución no se cumple. Me refiero a la maltrecha, atrasada e inoperante área de educación e investigación artísticas.
Era mi intención citar textualmente aquí, mi escrito “Susana Chaurand, la que se murió de amor”, que se publicó en “Páginas de la república” del diario “El Financiero” de la Ciudad de México, el 8 de junio de 2010, pero por cuestiones de espacio no es posible.
Prefiero. Levantar una vez más la voz en la mitad del foro, para pedirle al director general del CECAN José Inés Enríquez, que revise la trayectoria de Susana Chaurand y considere la posibilidad de hacerle un homenaje para a dar a conocer su producción artística.
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