La muerte de un amigo es un cielo sin estrellas

Cuando emprende un amigo
su viaje a las estrellas
el corazón se llena de congoja,
y una enorme tristeza
nos satura el espíritu
por la terrible pena.

Cuando un amigo parte
al interior del alma, la tormenta
se desata con furía,
pues nos duele la ausencia
de aquel que ya no estrechará tu mano
como antaño lo hiciera.

La muerte de un amigo
es cielo sin estrellas,
día sin sol que alumbre
la larga noche en que tu alma queda
sin la luz luminosa de su risa,
sin escuchar el eco de su voz
ni gozar su presencia.

Es dolor incesante
que un amigo se muera,
y resulta infinito
si es un amigo joven el que deja la senda,
porque es contra natura que abandone
la mundanal contienda,
alguien con tanta vida por delante…
Eso, además de dolerte, ¡te subleva!

Que temprano partiste amigo mío,
flores y rezos y dolor y pena
son saldo de tu viaje prematuro,
más al partir nos dejas honda huella
en los que conocimos tu alma llena de trinos,
que en días del porvenir
constituirá la herencia,
en la que habremos de encontrar
en medio del dolor: la fortaleza.

Hasta pronto te digo,
uniendo mi plegaria a quien te amó en la tierra,
que Dios, Nuestro Señor
guíe tus pasos hacia la gloria eterna;
la oración de este bardo te bendice
amigo Oscar Herrera,
y que tu madre, esposa, hijos y hermanos
pronto logren la paz que ahora no encuentran.

Tepic, Nayarit, 15 de julio de 2019

Octavio Campa Bonilla

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