Por: César Delgado Martínez
La gente en Rosamorada Nayarit es apacible. Según el Diccionario: “manso, dulce y agradable en la forma de ser y en el trato”. ¡Esto es verdad! Sin embargo, hay quienes afirman que somos algo más que tontos (“carentes de lógica o de sentido común”) con una palabra más fuerte, de las que se usan mucho en esta tierra.
Los ciudadanos tienen miedo a pronunciarse abiertamente. No hay una cultura de la denuncia. A menos que se pertenezca a un partido político contrario al que domine en el Ayuntamiento. Por eso, decir las cosas públicamente causa escozor en algunas autoridades municipales.
El presidente municipal José Ángel Calvillo López, los regidores pertenecientes a su instituto político: Partido Revolucionario Institucional (PRI) y los funcionarios, han caído en la apatía para resolver los problemas más serios del municipio, con el pretexto de que no hay dinero.
Los problemas lo viven a diario los ciudadanos. Los pescadores, los ejidatarios, los indígenas, los jóvenes, los deportistas, los comerciantes, las mujeres. Hay una inconformidad generalizada por la actuación de Calvillo López y su equipo de trabajo. El funcionario declaró en un periódico de Tepic, que es un campesino honesto y trabajador. Y que no es ignorante, como lo dicen sus “enemigos”.
La ignorancia el presidente municipal la ha demostrado constantemente. En su forma de hablar y de actuar. No atiende a los ciudadanos. No resuelve las problemáticas que se le plantean, cuando la gente logra hablar con él. Durante los festejos oficiales por los 200 años de la fundación de Rosamorada dijo públicamente: Grabiela en lugar de Gabriela. Esto es sólo un ejemplo.
Forma es fondo. La manera de conducirse de Calvillo López es torpe. Él y su equipo de trabajo desprecian a los ciudadanos que no pertenecen a su partido. Les mienten. Les sacan la vuelta. No hay obra pública en el municipio. No hay apoyo para la educación, la cultura y los deportes. Las ayudas a las mujeres que desean emprender algún negocio se les dan sólo a quienes ellos quieren. Hay empleados de confianza (y algunos sindicalizados) que no hacen nada, llegan a las oficinas a la hora que quieren. Las gestiones para obtener recursos de la Federación para diversos programas son prácticamente nulas.
La torpeza del Ayuntamiento de Rosamorada está a la vista de todos. Los trabajadores sindicalizados ya lo han experimentado en carne propia cuando no se les pagaban sus aguinaldos y otras prestaciones. Los policías que fueron despedidos arbitrariamente. Los desvíos de dinero con facturas alteradas (burdamente) en la Casa de la Cultura. Los gastos excesivos en algunas actividades como los festejos por los 200 años de la fundación de Rosamorada. La falta de agua potable por cerca de un año en San Diego El Naranjo.
La última palabra la tienen los ciudadanos. ¿Permitirán que el cacicazgo priista en el municipio siga imperando? ¿Se promoverá el cambio verdadero? ¿La oposición se pondrá de acuerdo y lanzará en una alianza un candidato a presidente municipal? ¿Seguirá Rosamorada sumido en la ignorancia y el atraso en todos los terrenos? ¿Los ciudadanos continuarán organizándose para llevar adelante proyectos fundamentales en el desarrollo del municipio? ¿Las mujeres y los hombres libres de Rosamorada continuarán trabajando a favor del pueblo?
* “Rosamorada” número 1, marzo de 2013
Deja un comentario