La deleznable facilidad de…

Saludar con sombrero ajeno.

Líneas

Por: José María Narváez Ramírez. 

 

 

Antes, cuando el sombrero se utilizaba como prenda de vestir imprescindible, a la par que saludar quitándoselo de la cabeza para demostrar respeto en la acción, era una costumbre que demostraba cortesía y reconocimiento. Ahora se ha venido perdiendo este uso y ya solamente sirve para protegerse de las inclemencias del tiempo –de los fuertes rayos del sol, de la lluvia y del riesgo de sufrir un daño al realizar las faenas del campo o en las suertes charras, montando algún animal de pelo, como el caballo, la mula, el macho, el toro o el burro, entre otros-. De ahí en fuera se usa para presumir, y algunos palurdos se lo ponen hasta en las reuniones o convivios políticos, demostrando una total descortesía y una falta de respeto hacia los demás, equiparándose a la mala costumbre de usar los teléfonos celulares a la hora de manejar o en reuniones oficiales, demostrando falta de tacto e incultura.

No deja de ser una prenda elegante, máxime que hay algunos sombreros estilizados y adornados con aditamentos muy vistosos, y a pesar de las exageraciones de utilizarlo inadecuadamente, se sigue “saludando con sombrero ajeno” en algunas malas acciones de gobierno y en la vida real.

Podríamos empezar con la presunción de informar en los medios, que el gobernador “donó” cierta cantidad de dinero para tal o cual obra, o que el funcionario se abrogó la paternidad de una ayuda para equis ciudadano o que inauguró la carretera o el boulevard zutano, que “se realizó gracias a él”, no siendo más que el titular en turno, pero que la obra se hizo realidad a merced de los dineros aportados por el pueblo. Por ello algunos políticos por dignidad, no permiten que le pongan una placa con su nombre.

Todo trabajo que se lleva a efecto, es por obra y gracia de quien lo paga, y el que pone los centavos es y seguirá siendo don Juan Pueblo, por lo tanto es a él al que se debe otorgar el mérito. Y nunca agarrar monte (dinero) para pagar publicidad o hacer labor de proselitismo politiquero, como se viene acostumbrando en nuestro sistema de gobierno. “Que el gobernador hizo realidad la presentación de Luismi o de tal o cual banda de música estridente”. ¿Cuál chaqueta, pues?

Desgraciadamente, así se estila y así seguirá la costumbre, mientras no exista quien le ponga un alto a este tipo de desmanes. Se comenta sobre la supuesta desviación de los billetes de la Secretaría de Cultura del Estado hacia el DIF. E igualmente se puede pensar que es un asunto inaudito, pero solamente de esta manera se explica el empecinamiento del gobernador por sostener a la violinista en una dependencia a todas luces inoperante.

Se habla de la cabalgata suspendida allá por terrenos de Huajicori por rozaduras traseras de los jinetes monta-perros, que utilizaron el estandarte guadalupano para encabezar el burdo movimiento de campaña política disfrazado de alharaca gubernativa de inexistente éxito. Como el del invisible apoyo al campo, que sigue siendo una quimera y los campesinos solamente reciben promesas y más promesas y “hechos” de papel y de ondas Hertzianas y de noticieros televisivos. Igualmente se han hecho movimientos al estilo Ibáñez, o séase vanos y plagados de falsedad, pero que se celebran como si en verdad se hubieran hecho realidad.

Triste para nuestro pueblo que ve dispersarse sus dineros en inútil palabrería y falsedad en la acción. Lamentable que saluden con sombrero ajeno cuando todo mundo sabe que son obras del gobierno federal, aunque también son hechas con billetes del pueblo, pero no se vale presumirlas como propias porque es caer en el ridículo.

Control… Señores… Control… Un funcionario que no utiliza la comunicación derecha, es un funcionario balín… Ahí tienen el asesinato del director de turismo en Jalisco, pa´empezar…


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José María Narváez Ramírez
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